Otra de mis grandes pasiones a parte de los videojuegos, y como bien dice en mi “biografía” de la web, son los comics. Superhéroes, manga, indie, misterio, humor absurdo, terror y cosas sobrenaturales (sobre todo, estos últimos). Uno de los claros exponentes y maestro del terror es sin dunda Junji Ito (Juanito el ito, er junji, le pongo nombres mil la verdad) y es de quien os vengo a hablar hoy. No vais a encontrar entre estas líneas nada de sus obras “normales” (comillas, porque este señor en general, no es normal) y también más populares. A saber: Uzumaki; Tomie; Black Paradox; El Umbral de lo siniestro, Gyo…y un larguísimo etc. Todas ellas con su encanto que le caracteriza. Pero, ¿qué pasaría si juntamos el manga de terror con la comedia y los gatos? Y si encima, ¿es una “historia real”?
Tal disparate salió a la luz en julio de la mano de ECC bajo el título: Diario Felino de Junji Ito: Yon y Mû. Un tomo único de 116 páginas autobiográfico el cual el mangaka que prefiere a los perros (¿y a quien no le gusta un perrete bonito? o ¿un imperio romano del siglo I? ) nos cuenta las aventuras y las desventuras de vivir, de repente, con dos gatetes.
Uno de ellos, según apuntan todas las pruebas, maldito. Aquí es donde entran en juego Yon (er mardito). Junji, intenta adaptarse a su “nueva vida” conviviendo con Yon y su particular…digamos, forma de existir (los que tenéis gatos seguro que sabéis que no son muy normales) llevando consigo la intranquilidad e incluso, visiones de horror…Su prometida (bautizada como <A> en el cómic) intenta tranquilizarle y animarle a adaptarse a la nueva situación, hasta que, pim, girito de los acontecimientos y entra un nuevo habitante. Señoras, señores, dad la bienvenida a Mû. Teniendo la cuadrilla de protagonistas, Junji tratará en todo momento de ganarse el cariño de tales bestias y aprender a convivir con ellas, sus cacas fuera de la arena, el olor a pipi y un largo etc.
Historietas cortas, divididas en 10 capítulos, algunas páginas de preguntas directamente al mangaka de su vida personal y manera de ser y unas páginas finales repletas de fotos de los protagonistas (los peludos amijos, los peludos). Junji Ito se ríe tanto de su mujer, como de sí mismo desde la primera viñeta hasta la última. Gestos, expresiones, rostros desencajados, ojos sin pupilas, reflejando almas vacías y referencias a seres oscuros permanecen también intactos en la obra (así como su trazado y su estilo clásico) que consigue una sinergia, digámoslo, “perfecta”.
En definitiva, es un buen manga para una lectura rápida y que se sale de lo habitual que nos ofrece dicho autor, eso sí (y punto muy a favor) sin perder su identidad y ciertos estilos que le caracterizan. Una obra para todos los públicos, ya seas amante del manga, tú primer manga, amante de los gatos o simplemente, por curiosidad. Eso sí, si tenéis gatos…Empezad a sospechar de ellos.
Hola queridísimos lectores, soy yo, vuestro nuevo Dios. Quiero atún.
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