La Biblioteca Nacional registrará los videojuegos desarrollados en España
- Javier Lombana
- 25 mar 2022
- 2 Min. de lectura
Con todo el pleno a favor a excepción de los de siempre
Los videojuegos, al igual que pasa con cada nuevo arte que va saliendo, con el avance de las tecnologías, creatividades y de la misma sociedad, no ha estado exento de las críticas por parte de aquellos con un pensamiento más estanco de lo que es y no debe ser denominado arte.
Obviedades aparte, en España, aún había un evidente escollo a superar en la tarea de conservar las obras desarrolladas en el país como parte del patrimonio cultural. No fue hasta 2019 que la Biblioteca Nacional prestó su nuevo foco en la intención de preservarlos, pero no ha sido hasta la aprobación por parte de la Comisión de Cultura y Deporte del Congreso de los Diputados, con treinta votos a favor y cinco en contra, pertenecientes en su totalidad a integrantes del partido político Vox, que pueda hacerse realidad .

El papel relevante del videojuego como sector económico es patente, ahora también lo será como patrimonio cultural nacional
La negativa de este grupo parlamentario (no) sorprende, cuando además, durante la campaña electoral de 2019 asistieron a la Madrid Games Week a conocer y apoyar el incipiente crecimiento del sector de los videojuegos en España, como estrategia política para intentar cazar votos entre los más jóvenes. Puede parecer que para su bancada, toda propuesta que no sale de su tribuna no merece salir adelante, o simplemente, que el apoyo de su grupo a la innovación solo es válido durante ciertos días cada cuatro años.
Independientemente de esto, este proyecto de ley aún debe ser ratificado por el Senado, y si es aprobado, se obligará por ley a la Biblioteca Nacional a conservar como mínimo una copia digital de cada juego desarrollado en España y, si estuviera disponible también, una copia física, añadiéndolos a su depósito legal como documentos audiovisuales para su consulta o para investigación.
Este importante avance no es solo para la propia preservación, también para certificar el papel relevante que tiene y tendrá el videojuego dentro del patrimonio cultural.
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